sábado, 19 de febrero de 2011

... Desolación ...


Creeis en la belleza y en la bondad por encima de todo. Desgraciados... vais a sr sometidos a penosos sufrimientos. ¿Dónde estará vuestra belleza y vuestra bondad entonces? Ingenuos... vuestro dolor añade dolor al mío. Sumida en el llanto de un modo lamentable, tendida mi espalda en ásperos lechos, me invade el deseo de retorcerme al tiempo que me lamento sin cesar. Pues cuando nefasta desolación hace presa de mí, transgrediendo las normas de vuestro Dios y la piedad, progreso en mi avance hacia lo desconocido, profundo, misterioso y oscuro. Entregada al desvarío, ni siquiera ls avatares del destino me han devuelto a mis cabales. No hay otra verdad que la muerte; y la belleza y la bondad que amáis son su instrumento, cuyo único propósito es seducirnos y distraernos, embaucarnos. Poseída por la desgracia como estoy, puedo constatarlo desprovista por completo de todo síntoma de embriaguez. Arañad vuestras cabezas y abrid surcos con las uñas en vuestras mejillas, gritad a voces con los intensos gemidos de quienes han nacido en un clima de matanza, pero no os servirá de nada. Avanzáis dejando tras vuestros pasos huellas de soledad y tristeza, sabedores d que pronto dejaréis de contemplar la brillante luz del Sol, y vuestas tumbas no tardarán en abelgar sus cuerpos. Vuestra suerte, la conozco, pero la mía, que he sacrifcado en aras de un ser despreciable lo que más quería... cadáveres son ya mis deseos. La luz es ahora vacía y desprovist de todo tip de esperanza. No puedo hacer otra cosa que desearos una muerte digna en la que mostréis la entereza de la que sois poseedores, y regalar mi sangre a la ier mientras bendigo el plateado filo que está a punto de abatirse sobre mi cuello...